Para casi todos los humanos, uno mismo es el ser más importante de su vida a pesar de la importancia que también le damos a otras personas como la familia o los amigos. Sin embargo, la existencia de uno definitivamente es el factor más importante, pues si uno no está vivo no hay ninguna manera de que importen los sucesos que ocurren en el universo. Lo que no existe, no piensa y por lo tanto es científicamente imposible que pueda pensar o preocuparse. Si uno no está vivo, nada existe en relación a uno. De esta forma se puede intuir que la importancia primordial que cada persona le da a su ser es simplemente parte de la naturaleza humana.
En mi vida, varias veces he tenido momentos de autocomplacencia, en los cuales me he preocupado más por cumplir mis deseos y necesidades, sin tomar mucho en cuenta como una decisión mía podría haber afecto a otras personas. Un ejemplo claro es que cada fin de semana salgo por lo menos una noche y tengo la tendencia de regresar tarde a mi casa. Esto siempre afecta a mis padres directamente, pues casi siempre o me tienen que llevar y buscar, o si no, se quedan despiertos, esperando a que llegue. Como la inseguridad en mi país de residencia es muy inquietante, mis padres tienden a preocuparse mucho y no pueden descansar bien. Por lo tanto, usualmente solo obtienen un solo día de descanso para recuperar sus fuerzas para la próxima semana. Además, hay algunas veces donde salgo varias veces en el fin de semana, lo cual realmente fastidia a mis padres. En estos casos yo soy bastante autocomplaciente, pues me rehusó a recortar mis actividades sociales, pero sin embargo, siempre mantengo a mis padres informados (lo cual ellos aprecian) y casi siempre trato de no permanecer fuera de mi casa hasta horas exageradas de la madrugada. En definitiva, aunque en este caso admito ser autocomplaciente también debo mencionar que la mayoría del tiempo mis padres y yo encontramos un balance, con el cual todos quedamos mayoritariamente satisfechos (a mis padres les gusta que yo salga, solo que no exageradamente).
Otro ejemplo de una situación en la cual yo he actuado de una forma autocomplaciente es cuando estoy con mi hermano a quien ya no veo tan a menudo (pues ya se graduó y va a la universidad en otro país) y luego de un poco tiempo me fastidio de estar con él y a veces comienzo a evitarlo. Aunque él tal vez quiera ver una película o jugar un videojuego conmigo, yo en algunos casos no le prestó atención y me pongo a hacer otra cosa. Yo sé que tal vez debería tener un poco más de consideración y paciencia, y no ser tan autocomplaciente, pero es que somos personas muy diferentes, y hay momentos en los cuales simplemente no lo aguanto. No obstante, esto solo ocurre pocas veces, y aparte de eso casi siempre nos la llevamos bastante bien (como debería ser).
En comparación a la novela Madame Bovary de Gustave Flaubert, podemos ver que Emma Bovary es un personaje autocomplaciente que a todo momento se preocupa de ella misma y no le importan los deseos o las necesidades de las otras personas. El caso más resaltante es aquel con su esposo, Charles Bovary a quien desprecia por no ser su ideal “príncipe azul”. Aunque Charles es una persona simple, aburrida y algo tonta que confía demasiado a su esposa, él no es una mala persona y hace lo que puede para demostrarle su amor a su esposa. No obstante, Emma solo piensa en ella misma y cada vez que Charles trata de manifestar su amor, ella se repugna y lo rechaza por desprecio a su mediocridad. Además, cuando Emma es incapaz de encontrar la satisfacción en su esposo (aunque ella realmente ni lo ayuda ni intenta encontrar una manera de ser feliz con él), ella solo piensa en sus deseos y necesidades, buscando un amante. Claramente Emma es una persona autocomplaciente, pero en diferencia a mí, ella no sabe cómo tratar de mejorar ese defecto, para ser una mejor persona. Aunque yo he tenido momentos de autocomplacencia, yo reconozco estos defectos y estoy decidido a trabajar en ellos para evitar que sigan ocurriendo.