Vistas de página en total

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La Autocomplacencia

Para casi todos los humanos, uno mismo es el ser más importante de su vida a pesar de la importancia que también le damos a otras personas como la familia o los amigos. Sin embargo, la existencia de uno definitivamente es el factor más importante, pues si uno no está vivo no hay ninguna manera de que importen los sucesos que ocurren en el universo. Lo que no existe, no piensa y por lo tanto es científicamente imposible que pueda pensar o preocuparse. Si uno no está vivo, nada existe en relación a uno. De esta forma se puede intuir que la importancia primordial que cada persona le da a su ser es simplemente parte de la naturaleza humana.  
  En mi vida, varias veces he tenido momentos de autocomplacencia, en los cuales me he preocupado más por cumplir mis deseos y necesidades, sin tomar mucho en cuenta como una decisión mía podría haber afecto a otras personas. Un ejemplo claro es que cada fin de semana salgo por lo menos  una noche y tengo la tendencia de regresar tarde a mi casa. Esto siempre afecta a mis padres directamente, pues casi siempre o me tienen que llevar y buscar, o si no, se quedan despiertos, esperando a que llegue. Como la inseguridad en mi país de residencia es muy inquietante, mis padres tienden a preocuparse mucho y no pueden descansar bien. Por lo tanto, usualmente solo obtienen un solo día de descanso para recuperar sus fuerzas para la próxima semana. Además, hay algunas veces donde  salgo varias veces en el fin de semana, lo cual realmente fastidia a mis padres. En estos casos yo soy bastante autocomplaciente, pues me rehusó a recortar mis actividades sociales, pero sin embargo, siempre mantengo a mis padres informados (lo cual ellos aprecian) y casi siempre trato de no permanecer fuera de mi casa hasta horas exageradas de la madrugada. En definitiva, aunque en este caso admito ser autocomplaciente también debo mencionar que la mayoría del tiempo mis padres y yo encontramos un balance, con el cual todos quedamos mayoritariamente satisfechos (a mis padres les gusta que yo salga, solo que no exageradamente).
Otro ejemplo de una situación en la cual yo he actuado de una forma autocomplaciente es cuando estoy con mi hermano a quien ya no veo tan a menudo (pues ya se graduó y va a la universidad en otro país) y luego de un poco tiempo me fastidio de estar con él y a veces comienzo a evitarlo. Aunque él tal vez quiera ver una película o jugar un videojuego conmigo, yo en algunos casos no le prestó atención y me pongo a hacer otra cosa. Yo sé que tal vez debería tener un poco más de consideración y paciencia, y no ser tan autocomplaciente, pero es que somos personas muy diferentes, y hay momentos en los cuales simplemente no lo aguanto. No obstante, esto solo ocurre pocas veces, y aparte de eso casi siempre nos la llevamos bastante bien (como debería ser).
En comparación a la novela Madame Bovary de Gustave Flaubert, podemos ver que Emma Bovary es un personaje autocomplaciente que a todo momento se preocupa de ella misma y no le importan los deseos o las necesidades de las otras personas. El caso más resaltante es aquel con su esposo, Charles Bovary a quien desprecia por no ser su ideal “príncipe azul”. Aunque Charles es una persona simple, aburrida y algo tonta que confía demasiado a su esposa, él no es una mala persona y hace lo que puede para demostrarle su amor a su esposa. No obstante, Emma solo piensa en ella misma y cada vez que Charles trata de manifestar su amor, ella se repugna y lo rechaza por desprecio a su mediocridad. Además, cuando Emma es incapaz de encontrar la satisfacción en su esposo (aunque ella realmente ni lo ayuda ni intenta encontrar una manera de ser feliz con él), ella solo piensa en sus deseos y necesidades, buscando un amante. Claramente Emma es una persona autocomplaciente, pero en diferencia a mí, ella no sabe cómo tratar de mejorar ese defecto, para ser una mejor persona. Aunque yo he tenido momentos de autocomplacencia, yo reconozco estos defectos y estoy decidido a trabajar en ellos para evitar que sigan ocurriendo.       

lunes, 21 de noviembre de 2011

La Dicotomía

              

La palabra dicotomía proviene de la palabra griega “dichótomos” que significa “dividido en mitades”. De este significado se puede deducir que la dicotomía se refiere a tener una conducta polarizada, o contemplar una idea de con dos puntos de vista opuestos. En el personaje de Emma, encontramos la dicotomía en la descripción de una vida que transcurre entre dos polos: uno, sus sueños románticos que exigen un príncipe azul y una vida llena de emociones y de relaciones ideales con los miembros de su sociedad (propio de la nobleza, o tal como ella lo imagina). Y por el otro lado, su vida rutinaria y aburrida que caracteriza la vida de los pequeños burgueses de una provincia, la cual le resulta imposible de soportar (por lo cual ella trataba de escaparse mediante sus aventuras extramaritales).

En la actualidad, vivimos en una sociedad de consumo llena de estímulos que hacen que la mayoría de las personas entren en un espiral ascendente para aumentar el consumo y al no conseguirlo, caen en un frustración/depresión, tratando de superar esto de una reacción subjetiva donde consiguen alcanzar sus sueños. Más grave aún es que el concepto de la felicidad que realmente debería basarse en estar satisfecho con lo que se tiene o lo que se hace, cayendo muchos en una dicotomía (infelices) que se prolonga durante toda su existencia. Así se podría describir algunas de las presiones dicotómicas a las que están sometidas las personas de nuestra sociedad.

Se pueden encontrar ejemplos de seres dicotómicos en el espectáculo, el arte o la política; como es el caso de un presidente de un país latinoamericano cuya conducta denota una tendencia mesiánica, haciéndose llamar el líder de un proceso, y en lugar de gobernar y manejar las realidades objetivas. Se maneja a través de un personaje netamente dicotómico que no soporta términos medios en su relación con las personas y con el pueblo. A él solo se le puede querer – amar, lo cual en sus términos es obedecer. Sin embargo, no soporta la discrepancia porque la convierte en una imagen de odio, impidiéndole toda capacidad de dialogo o discusión, lo cual es una condición necesaria e imprescindible para poder gobernar. Estos personajes están siempre rodeados de adictos serviles que a su vez son incapaces de expresar una opinión propia, sino lo que el líder indica. Estas personas-personajes tienen fuertes propensiones a la depresión, lo cual los conlleva a imaginar situaciones de magnicidio, para el caso de los presidentes, o de atentados en contra de su vida para otros (como podemos ver que luego le ocurre a Emma). Lo que por muchos podría ser tomada como una acción táctica o manipulativa para su entorno, es en realidad una situación que está estructurada en su conducta dicotómica. Podríamos recordar entre otros el ejemplo de Herodes, quien mandó a matar a todos los primogénitos, pues había oído un vaticinio que uno de ellos lo eliminaría a él.

En mi vida varias veces me he encontrado en circunstancias en la cuales he estado dividido entre dos opciones sin realmente saber lo que hacer o como decidirme. El caso más reciente, es una decisión que cada día se aproxima más; ¿Qué voy a hacer luego de que acabe la escuela secundaria? Estoy claro en la idea de ir a la universidad, pero que voy a estudiar, y donde, continúan siendo interrogantes. Por un lado me interesa la idea de estudiar en los Estados Unidos algo relacionado con la economía, pero a la vez, hay veces donde la idea no me atrae tanto. Por lo tanto todavía me encuentro dividido entre lo que voy a hacer y pronto tendré superar esa dicotomía y tomar una decisión que influenciara el resto de mi vida.

A diario se me presenta la paradoja sobre si debería hacer mi trabajo escolar, o si simplemente debería dejarlo todo y solamente hacer las cosas que realmente me agraden. Hace algunos años, cuando estaba en primaria, yo era capaz de hacer todo lo requerido escolarmente con el mínimo esfuerzo  y poder disfrutar de mi vida constantemente. Sin embargo, con el pasar del tiempo la cantidad y la dificultad de trabajo han aumentado, y ahora me veo obligado a poner un esfuerzo mayor para mantener los estándares que me he establecido a lo largo de mi carrera escolar. No obstante, siempre me pregunto si mi dedicación realmente vale la pena, o si debería preocuparme más en otros aspectos de mi vida, que claramente son más intrigantes y divertidos. Además, con la posible suposición de que el mundo se va a acabar en el 2012, esta idea de dejar de interesarme por los estudios me apela cada vez más, pero nunca sobrepasa mi determinación y desea de continuar aprendiendo. Por lo tanto, constantemente me encuentro en una dicotomía de la cual no puedo liberarme, y no sé si voy a poder hasta que encuentre aquella vocación que verdaderamente me atraiga y yo me sienta feliz haciéndola.

Finalmente, también debo mencionar que a veces me encuentro en una dicotomía sobre mis deseos en comparación a mi realidad. Cada ser humano tiene aspiraciones o deseos que a veces se extienden más allá de sus posibilidades, pero muchas veces son ambiciones accesibles que son difíciles de obtener. Esto es algo que puede afectar la moral y el carácter de alguna persona, ya que el deseo se puede sobreponer a los valores. En mi caso, la moral y los valores siempre son superiores a conseguir mis deseos, pero eso no quita el hecho de que  de vez en cuando tengo una dicotomía sobre qué hacer y cómo debería comportarme. Es interesante ver como cada persona actúa de acuerdo a la manera de que se ha formado, y en mi caso, yo me he desarrollado con la idea que algunos ideales son más importantes que otros y por ello siempre valoro más mis morales, que la posibilidad de conseguir alguna aspiración.

En definitiva, los seres humanos venimos al mundo con un potencial que cada uno debe evaluar y saber lo que quiere y lo que puede hacer. La respuesta seria, al fenómeno de la dicotomía no es el conformismo con la realidad objetiva y con la rutina. Todos tenemos derecho a tener sueños, aspiraciones que tienen que servirnos de incentivo para superarnos, sin desconectarnos de la realidad que nos rodea, y sin encerrarnos en sueños fantasiosos que lo único que hacen es alejarnos de nuestra posibilidad de ser mejores. Un ejemplo de estos días es el del joven Mikel Melamed que a pesar de sus gravísimas limitaciones físicas, logra con un gran esfuerzo y perseverancia alcanzar un sueño que parecería imposible para una persona con sus gravísimas limitaciones físicas; completar el maratón de Nueva York. Claramente el ser humano se halla lleno de dicotomías y dualidades, y todo se define de la manera de la cual enfrentamos estas situaciones, y como hacemos para superar aquellos obstáculos mentales. Yo todavía me encuentro en muchas situaciones donde estoy dividido y me cuesta encontrar la manera para decidirme que debería hacer. Sin embargo, con el pasar del tiempo voy madurando y acumulando experiencia de vida, lo cual me va facilitando el racionamiento de mis decisiones. Aun me falta mucho por vivir y aprender, pero estoy seguro de estar en camino para encontrar un balance en la vida y saber cómo decidirme de la manera más sensata y correcta en cualquier situación que se presente.  


martes, 15 de noviembre de 2011

El Héroe Trágico

El héroe trágico surgió como una manifestación de la cultura de la antigua Grecia y es un modelo que aparece en otras culturas porque en definitiva representa algo que esta genuinamente conectado con el ser humano.  El héroe  trágico es aquel personaje que confronta su destino fatal aunque entiende que no lo puede cambiar, pero aun así no cede. En algunos casos, el héroe trágico aparenta tener una oportunidad para triunfar y buenas opciones para conseguirlo, pero siempre el destino se impone y concreta la tragedia.
Edipo de la obra “Edipo Rey” es un ejemplo perfecto de un héroe trágico, pues un oráculo les advierte a sus padres que el destino de Edipo destino es matar a su padre y casarse con su madre. Entonces, estos lo mandan a vivir con otra familia, que lo adoptan. Sin embargo, cuando Edipo ya es mayor el recibe la misma profecía, y pensado que sus padres adoptivos son sus padres reales, se aleja para evitar que el destino se cumpla. En el camino pelea con un viajero y lo mata (quien termina siendo su padre) y luego de ganar el trono de Tebas, después de liberar a la ciudad de la esfinge, se casa con la reina viuda (que termina siendo su madre). Todo el mundo trato de evitar que la profecía de Edipo se cumpliera, pero todas esas acciones solamente ayudaron a que el destino trágico se cumpliera. Por lo tanto, se puede apreciar que Edipo es un héroe trágico, ya que él es responsable de sus propias desgracias debido a sus actos. La historia de Edipo inspira lastima y temor en los lectores o la audiencia ya que uno siente pena por la desgracias por las cuales Edipo tiene que pasar y a la vez también siente algo de temor por la crueldad del destino hacia un hombre.
Otro ejemplo de un héroe trágico en la literatura clásica es Macbeth de la obra de William Shakespeare titulada “Macbeth”. A Macbeth, tres brujas le anuncian una profecía de su destino que va a ser rey entre otras cosas, y  él decide tomar el destino en sus manos al matar al Rey de Escocia. Las profecías de las brujas terminan volviéndose realidad porque Macbeth se deja llevar por la ambición y pierde la noción de la moralidad y las leyes de convivencia. Macbeth es responsable de sus propias desgracias (por las cuales termina muriendo) debido a sus actos. El decide aceptar la posibilidad de que la profecía sea real, pero no deja que aquello ocurra solo, sino que interviene y se asegura de que ocurra. Por ello, Macbeth tiene toda la culpa de no resistir la tentación y cometer crímenes para convertirse y mantenerse como rey. Esta actitud lo convierte a Macbeth en el prototipo que actúa según el concepto de que “el fin justifica los medios” lo cual hace que pierda todos los valores éticos propios de su condición de noble.
Claramente el héroe trágico es un personaje importante y frecuentemente utilizado en la literatura pues es un elemento con el cual el lector o la audiencia se pueden identificar y sentir lastima por él. Sus fallas y problemas interesan al lector y mientras más trágica sea  su destrucción, usualmente involucra una historia más compleja e interesante. El héroe trágico no es solamente una creación literaria, si no que a lo largo del tiempo en cualquier cultura podemos encontrar ejemplos del mismo en la vida real, lo cual lo hace que cualquiera de nosotros se pueda identificar con el personaje.         

Primera Entrada de Diario de Emma


Lo que se suponía que iba a ser mi salvación para finalmente poder tener la aventura de mi vida, ha terminado siendo ¡todo un desastre! ¡Hay pero que angustia! Me he casado para poder salir de la granja de mi padre y mudarme a alguna bella ciudad o pueblo donde podría apreciar la arquitectura y los bellos vestidos. Mi deseo por esto era como un fuego ardiente. La vida con la cual soñaba tenía que comenzar el día de mi boda, y de allí en delante yo creía que todo sería como en las novelas que había leído durante mi niñez en el convento; paisajes hermosos, bailes, vestidos, romance y pasión. Pero al parecer nada es así. Mi sueño se ha extinguido como una estrella fugaz. Carlos no es nada de lo que yo esperaba – ni siquiera esta remotamente cerca. Yo deseaba un hombre atento, aventurero, apasionado y todo lo que he conseguido es alguien flojo, dependiente, flaco como un palillo, mediocre y ABURRIDO.
   

Sé que no es una mala persona, pero me molesta demasiado su conformismo con una vida tan monótona y rutinaria. Él simplemente es otra oveja en el rebaño. Hasta los pocos destellos de cariño que me demuestra me molestan, pues siempre son lo mismo y en el mismo tiempo. Por ejemplo, ayer por quinta vez seguida después de la cena me dio un beso. Fue tan mecánico y predecible que me dieron ganas de vomitar. Cada vez siento que la luz del alma se me va apagando más, pues no logro encontrar la felicidad. Trate de recordar las razones por las cuales me decidí casar con Carlos Bovary y llegue a la conclusión de que me case con él para salir de Les Bertaux y porque Carlos parecía un hombre cariñoso, y mi padre sentía agrado hacia él. Nunca había sentido ningún tipo de amor hacia él y mucho menos uno con pasión como el de Paris hacia Helena de Troya. Ese sí que era un verdadero hombre que provoco una guerra gigante de diez años por el amor que sentía hacia aquella mujer.


 
No es que odio a Carlos, pero su constante felicidad con una vida tan simple y fastidiosa me aturde. ¿Acaso soy una mala persona? No puedo comprender como encuentra placer en todo y casi siempre está encima de mí. Cuando me pongo a pintar, que es una de las pocas cosas que disfruto ahora en mi vida, se para detrás mío y me observa sin moverse. ¡Es tan estresante! Luego, en cualquier momento cuando tiene la oportunidad me abraza o me besa y tengo que alejarlo de mí. Además, también le gusta revisar mis cosas y tocarlas como si yo fuera una muñeca y esos fueran mis accesorios. ¡Realmente se ha vuelto un verdadero fastidio! Ya no encuentro lo que hacer, y siento que me estoy volviendo algo energúmena por causa de ello. Realmente estoy empezando a sufrir por esto, pues de vez en cuando me encuentro tan agobiada que es como si cargara un peso gigante en el corazón.  
  
   
Hoy en día lo único que tengo para hacer es remodelar y cuidar la casa, tocar el piano, pintar, encargarme de que le paguen a Carlos por sus consultas, y cuidar de él. Para mí esto no es suficiente, ni es lo que quiero para mi vida. En mi memoria aún permanece recuerdo de aquellas mujeres de la nobleza que iban a apoyar el convento y compartían algo de tiempo con nosotras. ¡Aquella perfección era realmente magnifica! Su clase y grandeza siempre me asombraron y eso es algo que he deseado tener desde entonces. Lamentablemente ese anhelo cada vez parece estar más lejos, pues mi esposo tiene muy poco dinero y su ambición no serviría ni para mantenerlo vivo. Al parecer soy como un ratón atrapado aspirando tener la vida de un corcel libre y salvaje.  Se suponía que en definitiva Carlos y yo seriamos como Zeus y Hera, casados y felices como dioses en el olimpo, pero resulta que la realidad ha terminado muy distante. No entiendo porque todas aquellas novelas que me leí de joven incluían ese amor con una pasión tan poderosa y ahora que me ha llegado el momento de vivirlo, no lo puedo encontrar. ¿Sera que el destino tiene otra cosa preparada para mí? Mientras tanto, no sé lo que voy a hacer…














Primera Impresión de Madame Bovary

La novela comienza de una manera algo lenta y tediosa. Gustave Flaubert nos presenta a Carlos Bovary y lentamente nos va describiendo su personalidad a través de sucesos que le ocurrieron entre su niñez y su reciente vida como adulto. Flaubert se enfoca mucho en describir las acciones de Carlos y los lugares donde se encuentra, por lo cual en los primeros capítulos ya podemos alcanzar una  idea clara sobre qué tipo de personaje es. Se puede notar que Carlo Bovary es un hombre bueno, pero que le falta dedicación y propósito, por lo cual se deja acomodar la vida por su madre; es muy dependiente. Su profesión como médico y su primera esposa fueron las cosas que su madre quiso para él, y por ello Carlos las aceptó, pues no tenía nada más lo que hacer. Sin embargo, luego de la primera visita de Carlos a la granja de los Bertaux, la novela comienza a ponerse más interesante, ya que se puede notar una cierta conexión entre Carlos y Emma, y se puede prevenir que algo va a pasar. Es aún más atrayente el hecho de que Emma es un personaje muy distinto a Carlos. Ella es bella, refinada, y tiene una falsa impresión de la vida real, pues las novelas y su imaginación la han hecho creer que su vida va a ser una aventura llena de pasión. De este modo Flaubert demuestra el contraste entre el realismo y el romanticismo, a través de dos de sus personajes que son muy diferentes y mientras uno (Carlos) ama más al otro, el otro (Emma) lo empieza a detestar más y más. Claramente Madame Bovary aparenta ser una novela trágica,  pero por ahora la trama se ve bastante interesante, por lo cual vale la pena leerlo.

martes, 8 de noviembre de 2011